La bandera siria ondea en la cuna del levantamiento
'Tu turno ha llegado, doctor', rayaron en un muro de la ciudad de Deraaunos niños hace siete años. Una chiquillada que les costó su detención, su tortura y protestas de familiares y vecinos que desataron un levantamiento contra el oftalmólogo y presidente Bashar Asad. La bandera oficial de Siria se izó ayer cerca de donde estuvo aquel grafiti. El vídeo del acto, emitido en directo por el canal nacional, supuso el último golpe psicológico para una oposición abandonada por sus patrocinadores y en retirada.
Las barras roja, blanca y negra ya ondean cerca de la casa de correos, el único edificio oficial que, desde febrero de 2011, había permanecido ininterrumpidamente bajo mando de los opositores armados. Según la agencia Reuters, una delegación militar rusa penetró ayer en la considerada 'cuna de la revolución', para negociar los últimos flecos de un acuerdo de rendición con los alzados: según fuentes conocedoras del mismo, estos han tenido que elegir entre una "amnistía" del régimen o replegarse a otra zona opositora.
Pactos idénticos se firmaron en Alepo, a finales de 2016, y en Guta Este, Damasco, en abril de este año. En ambos casos, al igual que hasta las últimas horas en Deraa, los acuerdos estuvieron precedidos de una campaña de bombardeos salvajes. En el caso de Deraa, en el sur de Siria, estos han provocado decenas de muertes, particularmente de civiles, y más de 300.000 desplazados, que se han visto acorralados por el cierre de fronteras de Jordania y de la zona de los altos del Golán que Israel ocupa.
La única diferencia entre este y los dos precedentes, si acaso, es que, conocedores de su debilidad, los milicianos contrarios a Asad han sacado la bandera blanca antes de que se prolongue la masacre oficialista. A partir de ahora, según el Washington Post, Rusia desplegará a su policía militar para mantener el orden en la porción alzada de Daraa y facilitar una transición hacia control gubernamental. Esta es una cuestión de primer orden que mantiene en vilo a varios países, principalmente a Israel.
La principal preocupación de los hebreos es la posibilidad de que Irán aproveche los últimos avances sobre Deraa de los leales a Asad para acercarse a sus fronteras. Según diversas fuentes, Teherán ha despachado miembros de la Guardia Revolucionaria a Siria para "tareas de asesoramiento" y ha facilitado logística, financiación y armas para milicias chiítas y para la infantería del partido libanés Hizbulá. En respuesta, Israel ha bombardeado bases y arsenales "iraníes" en Siria en los últimos meses.
Ahora, los israelíes tratan de arrancar a Rusia, el respaldo del gobierno sirio junto a Irán, un pacto para asegurarse de que sus exigencias son realizadas. Este miércoles, el 'premier' Benjamin Netanyahu visitó Moscú. De acuerdo con el medio Haaretz, Netanyahu dijo que no tenía problemas con Asad, y que no intervendría en Siria, "si se mantienen los acuerdos existentes". Sólo un día después, Ali Akbar Velayati, mano derecha del Líder Supremo de Irán, pisó Rusia, se cree, para discutir este asunto.
Si bien el peligro que la política aborda en el sur de Siria es el riesgo a un incremento de tensión entre Israel e Irán, otro temor más aguarda: el Estado Islámico sigue presente en una pequeña bolsa territorial al suroeste de la provincia de Deraa. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos informó de que, en la madrugada del jueves, miembros del grupo aprovecharon el vacío dejado por la retirada opositora de la localidad de Hiit, tras el pacto de rendición, para introducirse y hacerse fuertes en ella.
